Este bello municipio de España en la provincia de Cadiz, destaca por su vinculación secular con la industria de la lana, si en Grazalema, hay mucho que hablar sobre lana.
Además de ser uno de los pueblos más bonitos de España recomendamos desde ConLana, visitarlo por su tradición lanera. Si eres amante de la lana, en Grazalema, podrás conocer muchas cosas sobre esta materia prima, con la que llevan siglos trabajando y creando piezas increíbles de forma artesanal, e impulsando el mercado de la lana desde nuestro país.
Ubicación y un poco de su Historia
Grazalema, en el punto más alto de la Sierra que lleva su mismo nombre, es un pintoresco pueblo enclavado en piedra caliza, bajo el ‘Peñón Grande’, que parece acariciar el cielo.
De calles estrechas y empinadas, casas blancas y tejas rojizas, rodeado de bosques y naturaleza; y con un microclima especial, puesto que ostenta el índice pluviométrico más alto de la Península. Es por ello que aquí se encuentra el que fue declarado el primer Parque Natural de Andalucía, en donde se custodia el pinsapo, una especie única, y donde nace el río Guadalete.
Grazalema pasa por manos de Romanos, y más tarde, con la invasión musulmana estas tierras adquirieron distintos locativos hasta consolidarse ‘Gran Zulema’, que se mantendría hasta la conquista cristiana en la que ‘Zagrazalema’ pasó a formar parte del señorío de Ponce de León, dueño de ‘Las Siete Villas’.
El lugar que esconde siglos de historia que pueden verse reflejados en su riqueza monumental y arquitectónica, como el Dolmen de la Giganta, la Calzada Medieval o su casco histórico (declarado Conjunto Histórico); así como por sus numerosas iglesias: Nuestra Señora de la Aurora, Nuestra Señora de la Encarnación, San Juan, San José, y las ermitas de Los Ángeles y El Calvario.
Reflejan la particularidad de este lugar la calidad de sus productos. Ejemplos son la manta y los paños, con un auge importante especialmente entre los siglos XVII y XIX, periodo en el que el municipio albergaba uno de los principales centros manufactureros de productos de lana de todo el país. También una gran riqueza gastronómica, y cultural que podéis disfrutar además de empaparos de toda sabiduría en torno a la confección de textil manufacturado con lana.
Las mantas de Grazalema
La manta es su producto de referencia. Y es que, Grazalema fue pionera también en la producción textil. Allá por 1908, el grazalemeño Vicente Narváez Bajón construyó la primera fábrica de hilados, mantas y paños de lana en la Ribera de Gáidovar, zona aprovechaba la fuerza hidráulica que genera el río Guadalete a su paso.
Incluso cuenta con el Museo de la Casa de las Mantas, de visita imprescindible, os dejamos vídeo en este link.
Durante el siglo XVIII y la primera parte del siglo XIX, Grazalema era el punto de referencia comarcal, pese a su ubicación, era centro judicial y administrativo. De ahí que empezase a ser llamado ‘Cádiz el chico’. Su importancia se debía, principalmente, a su actividad comercial, destacando los productos de lana principalmente.
Con 9.000 habitantes de los que en torno a 4.000 se dedicaban a esta industria. La mayoría de los trabajadores trabajaban desde sus casas, con sus propios telares, junto con los demás miembros de la familia. Una vez diseñadas y tejidas era cuando llevaban las mantas a las fábricas para terminar con el proceso de abatanado.
El declive
Sin embargo, durante la década de los 70 comenzó un proceso de declive debido a la presión que suponía la fabricación industrial en los centros urbanos, sumada a la situación económica de la provincia y a la crisis financiera que sufría España. Ni siquiera la calidad de la lana grazalemeña (considerada más limpia y pura que la de otras zonas de España, debido a que es el punto dónde más llueve) pudo evitar que la industria textil del municipio sufriera los efectos de la Revolución Industrial de Gran Bretaña.
Cataluña fue, sin duda, el lobo más feroz que tuvieron que enfrentar las ovejas de Grazalema. Debido a la falta de vías de comunicación con el mundo exterior, el pueblo se encontraba aislado de sus mercados. No estaba ligado a la red ferroviaria que empezó a construirse en España a partir de 1848 y, al carecer de otros medios modernos de transporte, a la industria local le resultaba imposible competir debido a los elevados costes de los métodos tradicionales de transporte. Al no disponer de maquinaria moderna ni la capacidad de traer algodón u otros materiales, la industria de Grazalema entró en declive.
Se desploma la demanda. Los fabricantes cerraron sus fábricas mientras que otros siguieron fabricando para los mercados local y provincial con plantilla reducida. Miles de trabajadores perdieron el empleo. La situación se hizo desesperada. Las autoridades locales entraron en bancarrota y las ayudas provenientes de la capital provincial eran mínimas. Durante la segunda mitad del siglo XIX, en vez de exportar mantas, Grazalema exportaba mano de obra a gran escala.
Los trabajadores se dispersaron por toda España y muchos emigraron a California, Cuba, Argentina, Puerto Rico e incluso a Hawaii. Grazalema se había convertido en otra víctima del proceso de industrialización que estaba transformando el norte de España.
El ahora
Este declive general de la industria y el cambio en la manera de evaluar la calidad de la materia prima afectó la cabaña nacional que en su día había producido la mejor lana del mundo. Afortunadamente la raza merina como tal no sufrió ya que hoy día España produce productos de lana de la misma alta calidad de antaño.
Nota de Mantas de Grazalema: Sólo la lluvia de Grazalema evitó los casos de abusos más extremos, ya que los rebaños se lavaban de forma “natural” justo antes del esquileo. En Grazalema un vellón rendía (y sigue rindiendo) el 50% de lana.
Cómo lo hacian:
Las fábricas más antiguas eran hidráulicas y toda la maquinaria (salvo los telares por supuesto) la accionaba una enorme noria de hierro que pesaba más de 10,000 kgs. Se ha estado utilizando una noria así en la fábrica hasta hace pocos años y está en perfectas condiciones de uso. Con un diámetro de 10 metros, se requieren 25 litros de agua por segundo para mover la noria que, a su vez, hace funcionar toda la maquinaria utilizada en el proceso de fabricación de las mantas.
Este proceso es a la vez muy interesante y complicado. En primer lugar la lana es clasificada: se coloca sobre una mesa denominado zarzo, cuya superficie es una red a través de la cual se caen las impurezas más grandes. En un vellón hay unas doce categorías de lana: la barba” del animal, el hombro·, el “costado” (la lana de mejor calidad), el collarín, la espalda, el hombro inferior, el vientre, el lomo, la frente… Además de clasificar la lana según estas categorías, también son de gran importancia la raza y la calidad del ganado.
En su estado crudo la lana contiene entre un 20% y un 70% de fibra pura y el resto es agua e impurezas, mayormente las grasas naturales del vellón que son segregadas a través de la piel del animal. Estas grasas cubren las fibras de lana que son de queratina.
Cómo lo hacen ahora
En Grazalema seguimos utilizando un método ancestral para el lavado de la lana. Se introduce la lana en un recipiente lleno de agua a más de 60ºC para así separar las grasas. A continuación la lana se enjuaga en agua fría, y al día siguiente se tiende al sol sobre una plataforma de secado construida delante de la fábrica para tal fin. Una vez seca la lana, se inicia el proceso de hilado. La lana se coloca sobre una máquina conocida como El Diablo que consta de un cilindro central cubierto de dientes con cera. Esta máquina empieza a separar las fibras de la lana que se compactaron durante el lavado y prepara la lana para el proceso de cardado. La carda mecánica produce una fibra bruta que la máquina de hilar retuerce para producir el hilo.
Normalmente se prepara la urdimbre para unas veinte mantas según el diseño y el tamaño deseados. Una vez colocada la urdimbre en el telar se inicia la labor de tejido propiamente dicho, dejando un espacio entre cada manta. Estos hilos sueltos que separan las mantas son los que al final serán trenzados para formar los flecos característicos de las mantas de Grazalema. Cada fleco consiste en un determinado número de hilos que se trenzan con un nudo al final. Este nudo es típico de Grazalema. Este detalle ya indica el sumo cuidado con que se fabrican nuestras mantas.
Después las mantas son abatanadas y peinadas antes de ponerse a la venta.
Las mantas de Grazalema son un ejemplo del auténtico arte del artesano. Famosas antaño a lo largo y ancho de España, también se exportaban a Europa y América del sur. Se pueden comprar en línea, un dato muy importante en la actualidad, utilizan la venta a través de Internet para su expansión comercial.
Resultado un producto de excelente calidad que merece la pena adquirir y disfrutar abrigado de toda la tradición lanera Made in Spain.